Bajo la palapa de El Cedral y en sus alrededores, recién acondicionados para un mejor disfrute, danzaron cientos de personas reivindicando las tradiciones de un municipio, un estado y un país. Como cada año, homenajearon su historia. Asistieron, entre muchos otros, el gobernador y la primera dama, el presidente municipal, el candidato priista a la presidencia y su familia, funcionarios y también políticos de otros “colores”. Claro, esta es una fiesta popular, de todos, no de un partido.
Con esa convicción arribaron al festejo, uno de las más importantes del sureste, declarado ya patrimonio cultural intangible de Quintana Roo.
Fue un baile con nostalgia. Fue el último de Aurelio Joaquín González, el presidente municipal, quien llegó impecable a la cita en el místico pueblito, El Cedral, ubicado al sur de Cozumel, la bella isla del Caribe mexicano.
Para “Lito” Joaquín fue el último de su administración, que por cuestiones político electorales no llegará al trienio como sucede con normalidad, como marca la ley.
Serán dos años y unos cuantos meses. Corto, sin duda. Si en tres años no pueden resolverse los problemas crónicos de una ciudad, ni imaginarlo en tiempo menor. Pero ganas han sobrado y las acciones ahí están, a pesar de ser manipuladas por grupúsculos y tergiversadas por la oposición.
Se justifica, estamos en carrera electoral, pero no se comparte. No se apoya esa tesis opositora, porque, quienes hemos visto de cerca el desarrollo de la administración, sabemos que “Lito” y su gente han actuado con inteligencia en asuntos estratégicos para el municipio. Lo demás, es lo de menos. Fue elegido para gobernar, no para agradar a todos. Insisto categórico, visto con honestidad, las acciones de gobierno demuestran un desempeño eficiente.
En El Cedral, políticos y gente que sabe abordaron el tema y reconocieron la determinación de quienes encabezan el gobierno. En Cozumel saben de historia y política, tanto como de cultura y deporte; estos últimos, ámbitos potenciados por Joaquín González.
Dos ejemplos exitosos: Ironman Cozumel, en el que participan más de 2 mil 800 atletas de 75 países, y el Grand Prix FINA “15 kilómetros de Aguas Abiertas”, con atletas internacionales que ostentan títulos olímpicos.
Ambas actividades, conjugadas con elementos socioculturales, brindan a las competencias un aire único. Y es que ante todo cuenta la sinceridad: Cozumel es ideal para faenas de clase mundial, por su clima, infraestructura, demografía y sobre todo seguridad. Por algo la llaman “la isla de la paz”. Ese título, ganado a pulso, debe aplaudirse en un contexto nacional marcado por la violencia.
En fin, tras el baile de la fiesta del cochino –considerado el apogeo de dicha celebración–, tanto involucrados en la administración como simples espectadores, reconocieron, ahora sí, logros y tinos de la administración municipal.
Los cozumeleños exhibieron ese agradecimiento la noche en que el TRI, de Alex Lora, convocó a más de 5 mil en Plaza de Toros. Allí hubo algarabía, el júbilo se desbordó, como al día siguiente se observó también en redes sociales. La gente aprobó el esfuerzo. En Plaza de Toros no solo ovacionaron a “Lito”, sino a su ejército de colaboradores y, en general, a todos los cozumeleños por su comportamiento ejemplar. Al fin y al cabo, esta es una fiesta de todos.
Ya finalizada la fiesta, “Lito” entra en la recta final. Comienza el recuento. Sin duda, reconocerá acciones incompletas y labores insuficientes, pero no por apatía ni ganas. Mientras tanto, cabe reconocer el arrojo desplegado por él y su equipo, integrado por muchos de quienes repetirán en la siguiente administración. Ese será el premio al esfuerzo y la dedicación. Eso demostrará, pues, que las cosas se hicieron bien.
Hoy, “Lito” puede vivir tranquilo con la nostalgia.
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